sábado, 21 de junio de 2008

Para ti, Mamá.....


Margarita, está linda la mar,

y el viento

lleva esencia sutil de azahar;

yo siento

en el alma una alondra cantar:

tu acento.

Margarita, te voy a contar

un cuento.


Este era un rey que tenía

un palacio de diamantes,

una tienda hecha del día

y un rebaño de elefantes,


un kiosko de malakita,

un gran manto de tisú,

y una gentil princesita,

tan bonita,

Margarita,

tan bonita como tú.


Una tarde la princesa

vio una estrella aparecer;

la princesa era traviesa

y la quiso ir a coger.


La quieria para hacerla

decorar un prendedor,

con un verso, una perla,

y una pluma y una flor.


Las princesas primorosas

se parecen mucho a tí:

cortan lirios, cortan rosas,

cortan astros. Son así.


Pues se fue la niña bella,

bajo el cielo y sobre el mar,

a cortar la blanca estrella

que la hizo suspirar.


Y siguio camino arriba,

por la luna y mas alla;

mas lo malo es que ella iba

sin permiso del papá.


Cuando estuvó ya de vuelta

de los parques del Señor,

se miraba toda envuelta

en un dulce resplandor.


Y el rey dijo: ¿Qué te has hecho?

Te he buscado y no te hallé;

y ¿que tienes en el pecho,

que encendido se te ve?


La princesa no mentía

y asi dijo la verdad:

Fuí a cortar la estrella mía

a la azul inmensidad.


Y el rey clama: ¿No te he dicho

que el azul no hay que tocar?

¡Que locura! ¡Que capricho!

El Señor se va a enojar.


Y ella dice: No hubo intento;

yo me fuí no se por qué;

por las olas y el viento

fuí a la estrella y la corté.


Y el papá dice enojado:

Un castigo has de tener:

vuelve al cielo, y lo robado

vas ahora devolver.


La princesa se entristece

por su dulce flor de luz,

cuando entonces aparece

sonriendo el Buen Jesús.


Y así dice: En mis campiñas

esa rosa le ofrecí

son mis flores de las niñas

que al soñar piensan en mí.


Viste el rey ropas brillantes

y luego hace desfilar

cuatrocientos elefantes

a la orilla de la mar.


La princesita está bella,

pues ya tiene el prendedor

en que lucen, con la estrella,

verso, perla, pluma y flor.


Margarita, está linda la mar

y el viento

lleva esencia sutil de azahar:

tu aliento.


Ya que lejos de mi vas a estar,

guarda, niña, un gentil pensamiento

al que un día te quiso contar

un cuento.

Ruben Darío.
Un beso,

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